Una chica de 18 años está atada y amordazada, su placer a merced de su amo. Él la provoca con comida, la empuja hasta el borde del éxtasis antes de permitirle llegar al clímax. Esta esclava BDSM sabe su papel y complace a su amo.
Soy la maestra de mi placer sumiso, y no tengo miedo de ejercer mi poder.Hoy, he optado por atarla en una mordaza de bola ajustada, su cuerpo a mi merced.Su único propósito es complacerme, y sabe que su liberación depende de mi comando.La provoco con mi lengua, trazando el contorno de su clítoris, pero ella aún está por alcanzar las alturas del éxtasis.Puedo ver la desesperación en sus ojos, la necesidad de liberación.Pero yo controlo, y decidiré cuando ella permitió llegar al clímax.Yo jugueteo con ella, acercándola cada vez más al borde, pero siempre retrocediendo justo a tiempo.La anticipación es matarla, pero no me importa.Quiero que esté completamente a mi merce, para confiar en mí por cada onza de placer que reciba.Y cuando finalmente le dejo que llegue al orgasmo, es como un tsunami de placer, lavandola.Es la mejor sensación del mundo, y todo gracias a mí.