Las estrictas reglas de las madrastras se convirtieron en placer prohibido. Mi joven y ébano trasero tuvo la sorpresa de su vida cuando nos pilló. Fue un viaje salvaje y sucio, pero hizo que cada momento valiera la pena.
Siempre había sentido curiosidad por las voluptuosas curvas de mis madrastras, y faltaba mucho tiempo antes de encontrarme disfrutando de lo prohibido.Cada vez que estaba a solas con ella, mis manos deambulaban por su amplio derriere, explorando cada centímetro de su deliciosa piel.Esta vez, sin embargo, su esposo, mi padre nos pilló en el acto.El shock de nuestro descubrimiento nos dejó a ambos momentáneamente aturdidos, pero rápidamente dio paso a una oleada de lujuria salvaje y desenfrenada.Mi madrastro, generalmente tan reservado, ahora revelaba su verdadera naturaleza mientras me montaba como un animal salvaje, su apretado y oscuro agujero tomando cada centimetro de mi eje palpitante.Nuestro encuentro apasionado fue nada menos que hardcore, un testimonio de nuestros deseos insaciables.Cuando la sesión caliente llegó a su fin, ambos sabíamos que esto estaba lejos de nuestro último encuentro.